26 DE ABRIL DE 2014
RUTA LIRES-FISTERRA (A CORUÑA)
(PROYECTO COSTA DA MORTE)
Distancia: 23,5 km
Duración de la ruta: 6 horas
Dificultad: Media-Alta
Descripción de la ruta:
Se trata de una espectacular ruta que recorre uno de los tramos costeros más destacados de la Costa da Morte, entre la tranquila y apartada localidad de Lires y el famoso Faro de Fisterra donde termina el Camino de Santiago.
A lo largo del itinerario tendremos la ocasión de recorrer todo este tramo costero, divisando zonas de agrestes acantilados y caminando también por los bosques cercanos al litoral, visitando diversidad de lugares entre los que se hallan:
• Preciosas playas típicas de la Costa da Morte, salvajes y poco pisadas por el turismo, destacando la playa de Lires, playa do Rostro, playa de Arnela y la playa do Mar de Fóra.
• Espectaculares zonas de acantilados como los de Lires, Mexadoira y Cabo de la Nave, que recorreremos pegados al mar.
• El Faro de Fisterra, lugar mítico que simboliza el fin de la Tierra, “donde la Tierra se acaba y el mar comienza” y que constituye uno de los lugares más visitados de toda Galicia, junto a la catedral de Santiago de Compostela.
• Diversas localidades de la zona, como Lires y Castromiñán, con ejemplos de construcciones tradicionales de la zona entre las que destacan sus típicos hórreos de piedra.
Iniciamos esta atractiva ruta en el tranquilo pueblo de Lires, perteneciente al municipio de Cee. Se trata de un pueblo muy agradable situado en la ría de Lires, que se forma en la desembocadura del río Castro, y que contrasta con otras zonas de la Costa da Morte, más abruptas y salvajes.
Recorremos el pueblo descendiendo hacia la ría, pasando por delante de la iglesia de San Esteban de Lires, del siglo XVII. Atravesamos la ría y nos dirigimos al borde costero en medio de un paisaje plácido y rural.
Avanzamos un pequeño tramo por carretera divisando enfrente una gran piscifactoría, justo donde el mar se junta con la desembocadura del río Castro. Al llegar al borde del litoral, contemplamos ya unas preciosas vistas de dos de las playas más bellas y solitarias de esta zona: la playa de Nemiña, enfrente y sólo accesible desde esta posición con marea baja, y la playa de Lires, delante de nosotros, pequeño arenal al que sí podemos acceder facilmente.
Seguimos la ruta ahora por caminos que se acercan a la Punta Mellón, acercándonos al borde del mar en una zona espectacular de la costa. Continuamos por senderos hasta las calas de Area Pequena y Area Grande, medio ocultas entre los acantilados.
Seguimos bordeando el Monte de Baixo y el Monte do Millón hasta la Punta Lagoa donde nos internamos de lleno en los acantilados de Lires, por un estrecho sendero.
Seguimos pegados al borde del mar hasta alcanzar la Punta Besugueira, punto de comienzo de los impresionantes acantilados de Mexadoira, que hay que recorrer despacio por un estrecho sendero, desde el cual veremos las grandes caídas de los mismos hacia el mar.
Después de recorrer estos acantilados, y tras atravesar el coído do Ensarro, cala pedregosa, se abre ante nosotros la espectacular Playa do Rostro, uno de los arenales más bellos y peligrosos de la Costa da Morte, de arena muy fina y con formaciones dunares. Se halla protegida y dentro de la Red Natura. y tiene casi 2 km. Recorremos totalmente la playa disfrutando del sonido del mar, casi siempre embravecido en esta zona, y de la tranquilidad que se respira en esta zona. La playa es muy hermosa y sin apenas accesos, lo cual hace que sea poco visitada. La playa do Rostro es un lujo para los sentidos.
Después de recorrer la playa, seguimos por caminos bordeando el litoral hasta la Punta do Rostro, donde tenemos buenas panorámicas de la playa que dejamos atrás.
Algo más adelante, alcanzamos una extraordinaria atalaya: la Punta Castelo, lugar cargado de historia donde el 5 de diciembre de 1987 el carguero panameño Casón naufragó, provocando uno de los sucesos más graves sucedidos en la Costa da Morte.
En la Punta Castelo, accedemos a donde se encuentran los restos del castro de Castromiñán, situado en un lugar inhóspito y espectacular en el cual sus habitantes aprovechaban el agua de varios manantiales que surgen de allí mismo, y desde controlaban todo lo que sucedía sin ser vistos. Rodeados de precipicios, no necesitaban ninguna otra defensa. No está excavado.
A partir de aquí, para llegar a la playa de Arnela, tenemos que dirigirnos hacia el interior un pequeño tramo, hasta la aldea de Castromiñán, donde podemos admirar buenos ejemplos de hórreos típicos de la zona de la Costa da Morte. Ahora tenemos un pequeño tramo por carretera que nos conduce primero hasta la localidad de Denle y más adelante hasta alcanzar la Playa de Arnela, preciosa playa auténticamente de postal, la más occidental de Galicia, única entrada suave del mar en esta zona que se haya plagada de altos acantilados y furnas y que está situada entre los acantilados de Punta Castelo y Cabo de la Nave.
Sin bajar a la playa, seguimos por un camino que la bordea y que se dirige a los acantilados de Cabo de la Nave, punto culminante de esta ruta.
Entramos en los acantilados de Cabo de la Nave, en una de las zonas más abruptas y salvajes de esta costa. Este tramo hay que acometerlo con precaución, en fila india y sin salirse del sendero para nada. Tiene grandes caídas hacia el mar por lo cual puede dar impresión a gente que tenga mucho vértigo. Para estas personas, existe la opción de ir desde la playa de Arnela por el camino normal que va por la parte superior y que no ofrece ningún problema.
Seguimos andando por el estrecho sendero, divisando la Punta Longa, saliente que se adentra en el mar.
Salimos ya del sendero y contactamos con el ancho camino que va por la zona superior y que nos dirige a nuestro próximo objetivo: el Monte Veladoiro (230 m.), facilmente reconocible por las antenas existentes en su cumbre. Desde este lugar, tenemos espectaculares vistas de Fisterra, de la Playa do Mar de Fóra y del Monte Facho, detrás del cual se halla el famoso faro de Fisterra.
Continuamos por los montes cercanos al borde litoral hasta encontrar un cortafuegos que desciende bruscamente hacia la Playa do Mar de Fóra, otra de las playas más hermosas de la zona, de gran peligrosidad y fiereza, y que ha visto numerosos naufragios a lo largo de los siglos. Las vistas del Cabo da Nave, el punto más occidental del continente europeo y de la mística Isla do Centolo, la convierten en un lugar de visita y disfrute obligado. El descenso es espectacular por las bellas vistas de dicha playa, cada vez más cerca.
Finalmente desembocamos en la playa, que atravesamos. Es el último arenal que recorreremos en esta ruta, y se halla protegido dentro de la Red Natura. Al final de la playa, seguimos por un camino que nos lleva a la localidad de Insua, pegado a Fisterra. Comenzamos ahora la subida hacia el Monte de San Guillermo, donde se halla el Faro de Fisterra, por una zona tranquila, poco conocida y sin masificaciones, y en la cual además tendremos la oportunidad de contemplar un precioso paisaje con los acantilados y la inmensidad del océano que se abre ante nosotros.
Después de este tramo cómodo,comenzamos el ascenso al Monte Facho por el Camiño da Insua, antiguo sendero encajonado entre rocas. Monte Facho es un lugar de leyenda. En Duio se han hallado numerosos restos arqueológicos que indican que allí pudo haber estado Dugium, la gran ciudad de los antiguos pobladores célticos de estas tierras,los nerios. Y que aquí, en la cima de Monte Facho, tenían su altar del sol: el Ara Solis, donde hacían sus ritos paganos de culto al astro rey. La leyenda de la ciudad sumergida de Duio cuenta que fue inundada por castigo divino, quedando sepultada para siempre. Como todos los lugares paganos fue cristianizado. En este caso, fue San Guillerme, un anacoreta que construyó allí una ermita, para vivir sus días de oración en armonía con el Finisterrae. En las cercanías, las parejas estériles se acostaban en las Pedras Santas para alcanzar la fertilidad. Monte Facho ha sido también, desde tiempos inmemoriales, un lugar clave en la navegación.
Antes de la construcción del faro en 1853,en su cima se encendían hogueras para guiar a los barcos que surcaban estas difíciles aguas o para avisar a las ciudades, mediante el encendido de otros fachos, de las incursiones enemigas en esta costa. En la cima se encuentran los restos de lo que podía ser una torre para hacer el fuego y muy cerca de él las Pedras Santas.
A unos cientos de metros mar adentro y desafiante, vemos la restinga de O Centolo. Esta roca de 25 m de altura, es golpeada una y otra vez por el fuerte mar formando un perfecto hábitat para los ricos percebes que se crían allí.
Seguimos subiendo hasta alcanzar los 227 metros de altura desde donde ya podremos ver el mitico Faro de Fisterra, que fue considerado durante mucho tiempo el fin del mundo y donde se halla el km. 0. A escasos metros del faro, además, se ha instalado uno de los hoteles más fascinantes de toda la costa, el hotel con encanto O Semáforo, que es lo más cercano a un faro en que uno se puede alojar en España.
No nos queda más que un descenso por un pequeño tramo de carretera para alcanzar nuestro objetivo, punto final también del Camino de Santiago, finalizando así este fascinante recorrido por la Costa da Morte.
EL FARO DE FISTERRA
El municipio de Finisterre es uno de los más emblemáticos de la Costa da Morte. Su nombre deriva del latín “finis terrae” (el fin de la Tierra). Entre sus numerosos atractivos figura el Faro de Fisterra, el más importante de la Costa da Morte, que guía a los barcos en su navegación por estas aguas peligrosas, con numerosos arrecifes y donde son frecuentes los temporales. Fue inaugurado en junio de 1853, financiado con los remanentes recaudados por otros faros españoles. edificio actual es de 1868 y es el lugar más visitado de Galicia después de la Catedral de Santiago. Está situado a 143 m. sobre el nivel del mar.
La constante niebla del invierno, provocó que se le añadiera una sirena en 1889, denominada La Vaca de Fisterra, para avisar a los navegantes del peligro. La instalación se electrificó en 1931, dotando al faro de una óptica con un alcance de 23 millas.
El conjunto se completa con el edificio del Semáforo, construido en 1879 para dar señales a la marina de guerra. En la actualidad, después de una rehabilitación, es un pequeño y curioso hotel en el fin de la tierra.
La singularidad geográfica de Finisterra cautivó desde muy antiguo a multitud de personas que anhelaban asomarse al fin del mundo “donde la tierra acaba y el mar comienza”, y así lo creyeron los romanos al contemplar el atardecer del sol en sus aguas. Antiguos geógrafos grecorromanos ubican aquí el Promontorium Nerium y el Ara Solis, el altar de culto al sol, construido por los fenicios y que el mismo apóstol Santiago hizo destruir al poco tiempo. Lo más espectacular en este faro es ver la famosa puesta de sol de Fisterra, que sin duda quedará para siempre grabada en nuestra retina.
en las cercanías de Cabo Finisterre, tuvo lugar el naufragio con más barcos implicados y más víctimas de la historia de Galicia. En 1596, ocho años después del desastre de la Armada Invencible y tras varias temporadas de saqueos británicos de nuestras costas, Felipe II manda zarpar laSegunda Armada Invencible. Desde Cádiz, Sevilla y Lisboa zarpan galeones y otras embarcaciones menores formando una flota de más de 100 barcos, mandada por Martín Padilla.
El 28 de octubre de 1596, frente a las costas de Finisterre, le sorprende un fuerte temporal que acaba con 25 barcos hundidos. El desastre es total: 1706 tripulantes de aquellas naves quedaron para siempre sepultados en este mar que siempre manda. El número de víctimas (Santiago de SM (307 muertos), Nave Anunciada (243), Angel Gabriel de Paulo Veira (174), David de Pedro Frías (163)) nos dan una idea de la magnitud de la tragedia. El resto de las naves fueron apareciendo en puertos por todo el norte hasta Vizcaya.
NAUFRAGIOS
Todo el litoral que conforma la Costa da Morte, abrupto, rocoso y lleno de peligrosos bajos y acantilados, es testimonio de numerosos naufragios que se cobraron multitud de vidas humanas.
Debido a la gran cantidad de siniestros acontecidos (las estadísticas nos arrojan para un período de 100 años el saldo de 140 naufragios), surgieron las historias de los “raqueiros”, versión local de los piratas marinos, que llegaban a provocar naufragios confundiendo a los barcos y haciéndolos embarrancar, con el fin de conseguir preciados botines.
En las costas de Fisterra acabaron su singladura navíos como el vapor Sunrise, el Monitor Captain, el mercante John Tenat, el destructor Blas de Lezo o más recientemente los tristemente conocidos Casón o Prestige. Entre los naufragios más destacados están los siguientes:
- 28/11/1596: 20 barcos de la Flota Española.
- 07/09/1870: El acorazado inglés HMS Captain.
- 25/08/1878: El mercante inglés Bitten.
- 19/06/1882: El cargueiro inglés Zuñirse.
- 31/06/1903: Colisión entre el barco sueco Svtpord y el inglés Tang Castle.
- 01/06/1907: El carguero inglés Denewell.
- 12/06/1932: El barco de la armada española Blas de Lezo.
- 31/03/1951: El buque inglés Ulster Duke.
- 05/12/1987: El mercante Casón.
- 13/11/2002: El petrolero Prestige.
EL NAUFRAGIO DEL CASÓN
La mañana del 5 de diciembre de 1987 el carguero de bandera panameña Casón navegaba a 15 millas de Fisterra con 31 tripulantes, todos de nacionalidad china, con una carga cocktail de 1100 toneladas de productos químicos inflamables, tóxicos y corrosivos con destino a Shangai. En medio de un fuerte temporal, sufre un movimiento de la carga que provoca un grave incendio a bordo.
El capitán, único conocedor de la carga real, ordena abandonar el barco. En medio del humo y los gases tóxicos muchos se tiran al mar, todo antes de permanecer en aquel infierno flotante que estaban metidos. Los medios de salvamento únicamente rescatan con vida a 8 de sus tripulantes.
En este tiempo, el armador se niega a responder del rescate y el Cason, a pesar de estar el remolcador en sus cercanías, acaba embarrancando a primera hora de la noche entre la Punta das Pardas y el Castelo.
A partir de ahí surgen las más variadas hipótesis sobre la carga del barco y empieza a cundir la preocupación en la gente hasta que, en la tarde del 10 de diciembre y emitido en directo por la televisión, la carga vertida al mar provoca explosiones al contacto con el agua y el barco, en medio de una nube de humo, parece que va a estallar de un momento al otro. Esto alarma definitivamente a la población, ya intranquila debido a la falta de coordinación y a la información contradictoria de autoridades y medios de comunicación.
Esa noche, el Delegado del Gobierno anuncia en la Radio Galega que hay una nube tóxica y se están enviando 700 autobuses a Fisterra para evacuar a la población. Ante tal declaración, se produce una huida masiva por sus propios medios de los vecinos que escapan despavoridos hacia poblaciones más lejanas y seguras. Las calles principales de Vimianzo y Carballo se convierten en un ir y venir de gentes que llegan asustadas, en coches, en autobuses, en los camiones del pescado llenos hasta arriba… Horas más tarde García-Sabell desmiente que la nube de la explosión fuera tóxica. Pero ya era tarde.
Colegios y pabellones se llenan de vecinos, unos 12000 que poco a poco, fueron regresando a sus aldeas, aldeas donde habían permanecido otros de sus vecinos que decidieron no abandonar sus hogares.
La historia de este barco no se quedó ahí. El gobierno decide llevar la carga a Brens pero los vecinos se oponen. A partir de ahí se produce un peregrinaje que acaba en Alumina-Aluminio en San Cibrán. Allí, en medio de la histeria general, los trabajadores abandonan la empresa y provocan una parada repentina en los hornos que inutiliza completamente la planta, con unas pérdidas calculadas en 120 millones de euros, el siniestro más caro de un seguro en España. Fueron despedidos 109 trabajadores y los 22 miembros del comité de empresa.
Finalmente, la carga del Casón terminó en Amberes, el barco se desguazó y la estructura continúa aquí abajo, a menos de 100 metros de esta costa llena de historias, en esta Costa da Morte.
RUTA LIRES-FISTERRA (A CORUÑA)
(PROYECTO COSTA DA MORTE)
Distancia: 23,5 km
Duración de la ruta: 6 horas
Dificultad: Media-Alta
Descripción de la ruta:
Se trata de una espectacular ruta que recorre uno de los tramos costeros más destacados de la Costa da Morte, entre la tranquila y apartada localidad de Lires y el famoso Faro de Fisterra donde termina el Camino de Santiago.
A lo largo del itinerario tendremos la ocasión de recorrer todo este tramo costero, divisando zonas de agrestes acantilados y caminando también por los bosques cercanos al litoral, visitando diversidad de lugares entre los que se hallan:
• Preciosas playas típicas de la Costa da Morte, salvajes y poco pisadas por el turismo, destacando la playa de Lires, playa do Rostro, playa de Arnela y la playa do Mar de Fóra.
• Espectaculares zonas de acantilados como los de Lires, Mexadoira y Cabo de la Nave, que recorreremos pegados al mar.
• El Faro de Fisterra, lugar mítico que simboliza el fin de la Tierra, “donde la Tierra se acaba y el mar comienza” y que constituye uno de los lugares más visitados de toda Galicia, junto a la catedral de Santiago de Compostela.
• Diversas localidades de la zona, como Lires y Castromiñán, con ejemplos de construcciones tradicionales de la zona entre las que destacan sus típicos hórreos de piedra.
Iniciamos esta atractiva ruta en el tranquilo pueblo de Lires, perteneciente al municipio de Cee. Se trata de un pueblo muy agradable situado en la ría de Lires, que se forma en la desembocadura del río Castro, y que contrasta con otras zonas de la Costa da Morte, más abruptas y salvajes.
Recorremos el pueblo descendiendo hacia la ría, pasando por delante de la iglesia de San Esteban de Lires, del siglo XVII. Atravesamos la ría y nos dirigimos al borde costero en medio de un paisaje plácido y rural.
Avanzamos un pequeño tramo por carretera divisando enfrente una gran piscifactoría, justo donde el mar se junta con la desembocadura del río Castro. Al llegar al borde del litoral, contemplamos ya unas preciosas vistas de dos de las playas más bellas y solitarias de esta zona: la playa de Nemiña, enfrente y sólo accesible desde esta posición con marea baja, y la playa de Lires, delante de nosotros, pequeño arenal al que sí podemos acceder facilmente.
Seguimos la ruta ahora por caminos que se acercan a la Punta Mellón, acercándonos al borde del mar en una zona espectacular de la costa. Continuamos por senderos hasta las calas de Area Pequena y Area Grande, medio ocultas entre los acantilados.
Seguimos bordeando el Monte de Baixo y el Monte do Millón hasta la Punta Lagoa donde nos internamos de lleno en los acantilados de Lires, por un estrecho sendero.
Seguimos pegados al borde del mar hasta alcanzar la Punta Besugueira, punto de comienzo de los impresionantes acantilados de Mexadoira, que hay que recorrer despacio por un estrecho sendero, desde el cual veremos las grandes caídas de los mismos hacia el mar.
Después de recorrer estos acantilados, y tras atravesar el coído do Ensarro, cala pedregosa, se abre ante nosotros la espectacular Playa do Rostro, uno de los arenales más bellos y peligrosos de la Costa da Morte, de arena muy fina y con formaciones dunares. Se halla protegida y dentro de la Red Natura. y tiene casi 2 km. Recorremos totalmente la playa disfrutando del sonido del mar, casi siempre embravecido en esta zona, y de la tranquilidad que se respira en esta zona. La playa es muy hermosa y sin apenas accesos, lo cual hace que sea poco visitada. La playa do Rostro es un lujo para los sentidos.
Después de recorrer la playa, seguimos por caminos bordeando el litoral hasta la Punta do Rostro, donde tenemos buenas panorámicas de la playa que dejamos atrás.
Algo más adelante, alcanzamos una extraordinaria atalaya: la Punta Castelo, lugar cargado de historia donde el 5 de diciembre de 1987 el carguero panameño Casón naufragó, provocando uno de los sucesos más graves sucedidos en la Costa da Morte.
En la Punta Castelo, accedemos a donde se encuentran los restos del castro de Castromiñán, situado en un lugar inhóspito y espectacular en el cual sus habitantes aprovechaban el agua de varios manantiales que surgen de allí mismo, y desde controlaban todo lo que sucedía sin ser vistos. Rodeados de precipicios, no necesitaban ninguna otra defensa. No está excavado.
A partir de aquí, para llegar a la playa de Arnela, tenemos que dirigirnos hacia el interior un pequeño tramo, hasta la aldea de Castromiñán, donde podemos admirar buenos ejemplos de hórreos típicos de la zona de la Costa da Morte. Ahora tenemos un pequeño tramo por carretera que nos conduce primero hasta la localidad de Denle y más adelante hasta alcanzar la Playa de Arnela, preciosa playa auténticamente de postal, la más occidental de Galicia, única entrada suave del mar en esta zona que se haya plagada de altos acantilados y furnas y que está situada entre los acantilados de Punta Castelo y Cabo de la Nave.
Sin bajar a la playa, seguimos por un camino que la bordea y que se dirige a los acantilados de Cabo de la Nave, punto culminante de esta ruta.
Entramos en los acantilados de Cabo de la Nave, en una de las zonas más abruptas y salvajes de esta costa. Este tramo hay que acometerlo con precaución, en fila india y sin salirse del sendero para nada. Tiene grandes caídas hacia el mar por lo cual puede dar impresión a gente que tenga mucho vértigo. Para estas personas, existe la opción de ir desde la playa de Arnela por el camino normal que va por la parte superior y que no ofrece ningún problema.
Seguimos andando por el estrecho sendero, divisando la Punta Longa, saliente que se adentra en el mar.
Salimos ya del sendero y contactamos con el ancho camino que va por la zona superior y que nos dirige a nuestro próximo objetivo: el Monte Veladoiro (230 m.), facilmente reconocible por las antenas existentes en su cumbre. Desde este lugar, tenemos espectaculares vistas de Fisterra, de la Playa do Mar de Fóra y del Monte Facho, detrás del cual se halla el famoso faro de Fisterra.
Continuamos por los montes cercanos al borde litoral hasta encontrar un cortafuegos que desciende bruscamente hacia la Playa do Mar de Fóra, otra de las playas más hermosas de la zona, de gran peligrosidad y fiereza, y que ha visto numerosos naufragios a lo largo de los siglos. Las vistas del Cabo da Nave, el punto más occidental del continente europeo y de la mística Isla do Centolo, la convierten en un lugar de visita y disfrute obligado. El descenso es espectacular por las bellas vistas de dicha playa, cada vez más cerca.
Finalmente desembocamos en la playa, que atravesamos. Es el último arenal que recorreremos en esta ruta, y se halla protegido dentro de la Red Natura. Al final de la playa, seguimos por un camino que nos lleva a la localidad de Insua, pegado a Fisterra. Comenzamos ahora la subida hacia el Monte de San Guillermo, donde se halla el Faro de Fisterra, por una zona tranquila, poco conocida y sin masificaciones, y en la cual además tendremos la oportunidad de contemplar un precioso paisaje con los acantilados y la inmensidad del océano que se abre ante nosotros.
Después de este tramo cómodo,comenzamos el ascenso al Monte Facho por el Camiño da Insua, antiguo sendero encajonado entre rocas. Monte Facho es un lugar de leyenda. En Duio se han hallado numerosos restos arqueológicos que indican que allí pudo haber estado Dugium, la gran ciudad de los antiguos pobladores célticos de estas tierras,los nerios. Y que aquí, en la cima de Monte Facho, tenían su altar del sol: el Ara Solis, donde hacían sus ritos paganos de culto al astro rey. La leyenda de la ciudad sumergida de Duio cuenta que fue inundada por castigo divino, quedando sepultada para siempre. Como todos los lugares paganos fue cristianizado. En este caso, fue San Guillerme, un anacoreta que construyó allí una ermita, para vivir sus días de oración en armonía con el Finisterrae. En las cercanías, las parejas estériles se acostaban en las Pedras Santas para alcanzar la fertilidad. Monte Facho ha sido también, desde tiempos inmemoriales, un lugar clave en la navegación.
Antes de la construcción del faro en 1853,en su cima se encendían hogueras para guiar a los barcos que surcaban estas difíciles aguas o para avisar a las ciudades, mediante el encendido de otros fachos, de las incursiones enemigas en esta costa. En la cima se encuentran los restos de lo que podía ser una torre para hacer el fuego y muy cerca de él las Pedras Santas.
A unos cientos de metros mar adentro y desafiante, vemos la restinga de O Centolo. Esta roca de 25 m de altura, es golpeada una y otra vez por el fuerte mar formando un perfecto hábitat para los ricos percebes que se crían allí.
Seguimos subiendo hasta alcanzar los 227 metros de altura desde donde ya podremos ver el mitico Faro de Fisterra, que fue considerado durante mucho tiempo el fin del mundo y donde se halla el km. 0. A escasos metros del faro, además, se ha instalado uno de los hoteles más fascinantes de toda la costa, el hotel con encanto O Semáforo, que es lo más cercano a un faro en que uno se puede alojar en España.
No nos queda más que un descenso por un pequeño tramo de carretera para alcanzar nuestro objetivo, punto final también del Camino de Santiago, finalizando así este fascinante recorrido por la Costa da Morte.
EL FARO DE FISTERRA
El municipio de Finisterre es uno de los más emblemáticos de la Costa da Morte. Su nombre deriva del latín “finis terrae” (el fin de la Tierra). Entre sus numerosos atractivos figura el Faro de Fisterra, el más importante de la Costa da Morte, que guía a los barcos en su navegación por estas aguas peligrosas, con numerosos arrecifes y donde son frecuentes los temporales. Fue inaugurado en junio de 1853, financiado con los remanentes recaudados por otros faros españoles. edificio actual es de 1868 y es el lugar más visitado de Galicia después de la Catedral de Santiago. Está situado a 143 m. sobre el nivel del mar.
La constante niebla del invierno, provocó que se le añadiera una sirena en 1889, denominada La Vaca de Fisterra, para avisar a los navegantes del peligro. La instalación se electrificó en 1931, dotando al faro de una óptica con un alcance de 23 millas.
El conjunto se completa con el edificio del Semáforo, construido en 1879 para dar señales a la marina de guerra. En la actualidad, después de una rehabilitación, es un pequeño y curioso hotel en el fin de la tierra.
La singularidad geográfica de Finisterra cautivó desde muy antiguo a multitud de personas que anhelaban asomarse al fin del mundo “donde la tierra acaba y el mar comienza”, y así lo creyeron los romanos al contemplar el atardecer del sol en sus aguas. Antiguos geógrafos grecorromanos ubican aquí el Promontorium Nerium y el Ara Solis, el altar de culto al sol, construido por los fenicios y que el mismo apóstol Santiago hizo destruir al poco tiempo. Lo más espectacular en este faro es ver la famosa puesta de sol de Fisterra, que sin duda quedará para siempre grabada en nuestra retina.
en las cercanías de Cabo Finisterre, tuvo lugar el naufragio con más barcos implicados y más víctimas de la historia de Galicia. En 1596, ocho años después del desastre de la Armada Invencible y tras varias temporadas de saqueos británicos de nuestras costas, Felipe II manda zarpar laSegunda Armada Invencible. Desde Cádiz, Sevilla y Lisboa zarpan galeones y otras embarcaciones menores formando una flota de más de 100 barcos, mandada por Martín Padilla.
El 28 de octubre de 1596, frente a las costas de Finisterre, le sorprende un fuerte temporal que acaba con 25 barcos hundidos. El desastre es total: 1706 tripulantes de aquellas naves quedaron para siempre sepultados en este mar que siempre manda. El número de víctimas (Santiago de SM (307 muertos), Nave Anunciada (243), Angel Gabriel de Paulo Veira (174), David de Pedro Frías (163)) nos dan una idea de la magnitud de la tragedia. El resto de las naves fueron apareciendo en puertos por todo el norte hasta Vizcaya.
NAUFRAGIOS
Todo el litoral que conforma la Costa da Morte, abrupto, rocoso y lleno de peligrosos bajos y acantilados, es testimonio de numerosos naufragios que se cobraron multitud de vidas humanas.
Debido a la gran cantidad de siniestros acontecidos (las estadísticas nos arrojan para un período de 100 años el saldo de 140 naufragios), surgieron las historias de los “raqueiros”, versión local de los piratas marinos, que llegaban a provocar naufragios confundiendo a los barcos y haciéndolos embarrancar, con el fin de conseguir preciados botines.
En las costas de Fisterra acabaron su singladura navíos como el vapor Sunrise, el Monitor Captain, el mercante John Tenat, el destructor Blas de Lezo o más recientemente los tristemente conocidos Casón o Prestige. Entre los naufragios más destacados están los siguientes:
- 28/11/1596: 20 barcos de la Flota Española.
- 07/09/1870: El acorazado inglés HMS Captain.
- 25/08/1878: El mercante inglés Bitten.
- 19/06/1882: El cargueiro inglés Zuñirse.
- 31/06/1903: Colisión entre el barco sueco Svtpord y el inglés Tang Castle.
- 01/06/1907: El carguero inglés Denewell.
- 12/06/1932: El barco de la armada española Blas de Lezo.
- 31/03/1951: El buque inglés Ulster Duke.
- 05/12/1987: El mercante Casón.
- 13/11/2002: El petrolero Prestige.
EL NAUFRAGIO DEL CASÓN
La mañana del 5 de diciembre de 1987 el carguero de bandera panameña Casón navegaba a 15 millas de Fisterra con 31 tripulantes, todos de nacionalidad china, con una carga cocktail de 1100 toneladas de productos químicos inflamables, tóxicos y corrosivos con destino a Shangai. En medio de un fuerte temporal, sufre un movimiento de la carga que provoca un grave incendio a bordo.
El capitán, único conocedor de la carga real, ordena abandonar el barco. En medio del humo y los gases tóxicos muchos se tiran al mar, todo antes de permanecer en aquel infierno flotante que estaban metidos. Los medios de salvamento únicamente rescatan con vida a 8 de sus tripulantes.
En este tiempo, el armador se niega a responder del rescate y el Cason, a pesar de estar el remolcador en sus cercanías, acaba embarrancando a primera hora de la noche entre la Punta das Pardas y el Castelo.
A partir de ahí surgen las más variadas hipótesis sobre la carga del barco y empieza a cundir la preocupación en la gente hasta que, en la tarde del 10 de diciembre y emitido en directo por la televisión, la carga vertida al mar provoca explosiones al contacto con el agua y el barco, en medio de una nube de humo, parece que va a estallar de un momento al otro. Esto alarma definitivamente a la población, ya intranquila debido a la falta de coordinación y a la información contradictoria de autoridades y medios de comunicación.
Esa noche, el Delegado del Gobierno anuncia en la Radio Galega que hay una nube tóxica y se están enviando 700 autobuses a Fisterra para evacuar a la población. Ante tal declaración, se produce una huida masiva por sus propios medios de los vecinos que escapan despavoridos hacia poblaciones más lejanas y seguras. Las calles principales de Vimianzo y Carballo se convierten en un ir y venir de gentes que llegan asustadas, en coches, en autobuses, en los camiones del pescado llenos hasta arriba… Horas más tarde García-Sabell desmiente que la nube de la explosión fuera tóxica. Pero ya era tarde.
Colegios y pabellones se llenan de vecinos, unos 12000 que poco a poco, fueron regresando a sus aldeas, aldeas donde habían permanecido otros de sus vecinos que decidieron no abandonar sus hogares.
La historia de este barco no se quedó ahí. El gobierno decide llevar la carga a Brens pero los vecinos se oponen. A partir de ahí se produce un peregrinaje que acaba en Alumina-Aluminio en San Cibrán. Allí, en medio de la histeria general, los trabajadores abandonan la empresa y provocan una parada repentina en los hornos que inutiliza completamente la planta, con unas pérdidas calculadas en 120 millones de euros, el siniestro más caro de un seguro en España. Fueron despedidos 109 trabajadores y los 22 miembros del comité de empresa.
Finalmente, la carga del Casón terminó en Amberes, el barco se desguazó y la estructura continúa aquí abajo, a menos de 100 metros de esta costa llena de historias, en esta Costa da Morte.
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